Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.

lunes, 7 de mayo de 2007

Juliette Gréco: Dos canciones de resistencia

La derecha ha ganado las elecciones en Francia. La patria de la revolución es ahora conservadora. O se deja llevar por espejimos 'neocons' ante la crisis de identidad de la izquierda. Si en el post de ayer Jean Ferrat evocaba La Comuna y el horror de la represión protagonizada por Thiers, hoy es Juliette Greco quien evoca aquella efeméride crucial a traves del que fue su himno poético, 'Le temps de cerises'.

Hay otra Francia, la del 47 por 100 que no cree ni quiere a Sarkozy. Esa es la Francia que yo amo, la que antepone la esperanza al miedo y lucha por una sociedad mejor para todos. Sin ella Europa es una palabra vacía de sentido.

Canta Juliette Gréco. Concierto en Vienne en 1988.






Le temps des cerises (Letra: Jean-Baptiste Clément. Música: Antoine Renard 1867)

Cuando cantemos el tiempo de las cerezas/ Y alegre ruiseñor y mirlo burlón/ Estén todos de fiesta/ Las bellas tendrán la locura en la cabeza/ Y los enamorados sol en el corazón./ Cuando cantemos el tiempo de las cerezas/ Silbará mucho mejor el mirlo burlón.

Pero es muy corto el tiempo de las cerezas/ En el que dos se van a arrancarlas soñando/ Pendientes de orejas/ Cerezas de amor de ropas parejas/ Cayendo bajo la hoja como gotas de sangre./ Pero es muy corto el tiempo de las cerezas/ Pendientes de coral que se arrancan soñando.

Cuando estéis en el tiempo de las cerezas/ Si tenéis miedo de las penas de amor/ Evitadlas, bellas./ Yo que no temo las penas crueles/ No viviré sin sufrir un día./ Cuando estéis en el tiempo de las cerezas/ Tendréis también penas de amor.

Yo siempre amaré el tiempo de las cerezas./ Es de ese tiempo del que guardo en el corazón/ Una herida abierta/ Y Dama Fortuna, si me la ofrecieran,/ No sabría nunca calmar mi dolor./ Yo siempre amaré el tiempo de las cerezas/ Y el recuerdo que guardo en el corazón.

Mon fils, chante (Maurice Fanon, Gérard Jouannest 1976)

Para quienes entran en la danza/ En nombre de la gran esperanza/ Con desprecio de su vida/ Canta, hijo mío./ Para los que luchan por la vida/ Sin otras armas que su vida/ Para que ellos vivan mucho tiempo/ Canta, hijo mío./ Para quienes combaten la noche/ Por el día en que el sol lucirá/ Para todos los hombres/ Canta, hijo mío./ Para quienes mueren en camisa/ Al alba del tiempo de las cerezas/ Bajo los ojos de los fusiles/ Canta, hijo mío.

Hijo mío y tu, el hijo/ Que nacerá de mi hijo/ Mientras que muere la libertad/ Para que la libertad/ Viva en todo el mundo/ Hijo mío, hay que cantar.

Para quienes empujan sin esperanza/ La puerta estrecha de la historia/ En nombre del ideal/ Canta, hijo mío/ Para quienes son arrastrados a la oscuridad/ Sobre el suelo del último corredor/ De las cámaras de tortura/ Canta, hijo mío./ Para los que no verán ya nunca/ El rojo sol de mayo/ En el puerto de El Pireo/ Canta, hijo mío./ Para quienes hasta la muerte/ Tienen la fuerza de vivir todavía/ Para los que van a vivir/ Canta, hijo mío.
Hijo mío y tu, el hijo…

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