Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.

domingo, 14 de octubre de 2007

Paolo Conte: Un poeta de voz rota con un piano


No es fácil hablar de alguien tan excepcional, tan escasamente convencional, tan único como Paolo Conte. Se corre el riesgo de caer en la simplificación, en el lugar común, en el tópico siempre tentador sin llegar al tuétano de lo que este hombre singular, que apenas canta -en el sentido estricto del término-, es y significa dentro de la música.

De entrada hay que decir que uno se pierde más de la mitad de la belleza que Conte es capaz de comunicar si ignora lo que dicen sus letras. Es un poeta quien, sentado ante el piano, recita con su voz ronca nostalgias, pequeñas historias íntimas o generacionales, instantáneas frecuentemente tintadas de color sepia, con ironía, con ternura y, sobre todo, con fortuna y originalidad expresiva.

Paolo Conte (1937, Asti, Italia) era abogado en una familia de abogados. Componer canciones fue durante cierto tiempo una afición que compartía con su hermano Giorgio, con el que colaboró inicialmente. Progresivamente, los temas que compone para otros cantantes, especialmente los que firma junto al profesor de música Michele Virano, residente también en Asti, van logrando éxito tras éxito en la voz de artistas como Adriano Celetano, Caterina Caselli o Patty Bravo.

Pero sólo en 1974, con 37 años, Conte decide plegar definitivamente la toga y convertirse en cantautor, el más singular e interesante de un país pródigo en ellos y que ‘patentó’ la expresión resultante de la fusión de los términos ‘cantante’ y ‘autor’. No es el éxito inmediato, por supuesto. Sus canciones son definitivamente suyas y ya no hará concesiones a la comercialidad. Asume que no es un cantante de multitudes y busca sólo disfrutar y vivir de la que es su auténtica pasión: la música. Naturalmente, lo consigue.

Para ese fin su ya manifiesta creatividad cuenta con un bagaje de cultura musical muy extenso y nada común:

- El ‘jazz’, su amor de adolescencia que nunca le abandonará, es la sólida base armónica y rítmica de la que parte.

- La propia canción italiana con toda su extraordinaria riqueza, en la que Domenico Modugno había introducido una revolución estilística de largo alcance.

- La canción de autor francesa, con Jacques Brel como principal referencia.

- La música Latinoamericana, fundamentalmente la argentina, con el tango y la milonga en vanguardia.

De modo progresivo Paolo Conte se transforma en un cantautor de culto, una especie de Tom Waits a la europea que, pese a sus obvias limitaciones vocales, seduce a los auditorios, primero en Francia, luego en Holanda y hoy en todas partes, incluso en Estados Unidos.

Este mes, quien quiera y pueda tiene la oportunidad de gozar de la experiencia de escucharlo en directo. Actuará el día 28 en Gerona y el 30 en Barcelona. Yo, lamentablemente, no podré disfrutar de tal privilegio.

‘Azzurro’, la canción que interpreta en el primer vídeo fue un éxito popular en la voz de Adriano Celentano en 1968 y ha llegado a convertirse en el himno extraoficial de la ‘squadra azzurra’, la selección italiana de fútbol. Para Conte es un final de actuación típico, ineludible, pues si la olvida el público se la exige invariablemente, como ocurrió en esta actuación en Ámsterdam.




Cerco l'estate tutto l'anno
e all'improvviso eccola qua.
Lei è partita per le spiagge
e sono solo quassù in città,
sento fischiare sopra i tetti
un aeroplano che se ne va.

Azzurro,
il pomeriggio è troppo azzurro
e lungo per me.
Mi accorgo
di non avere più risorse,
senza di te,
e allora
io quasi quasi prendo il treno
e vengo, vengo da te,
ma il treno dei desideri
nei miei pensieri all'incontrario va.

Sembra quand'ero all'oratorio,
con tanto sole, tanti anni fa.
Quelle domeniche da solo
in un cortile, a passeggiar...
ora mi annoio più di allora,
neanche un prete per chiacchierar...

[Estribillo]

Cerco un pò d'Africa in giardino,
tra l'oleandro e il baobab,
come facevo da bambino,
ma qui c'è gente, non si può più,
stanno innaffiando le tue rose,
non c'è il leone, chissà dov'è...

[Estribillo y final]


TRADUCCIÓN

Busco el verano todo el año/ Y de repente aquí está./ Ella se ha largado a la playa/ Y estoy solo aquí arriba en la ciudad,/ Siento zumbar sobre el tejado/ Un aeroplano que se va.

[Estribillo] Azul,/ La tarde es demasiado azul/ Y larga para mi./ Me noto/ como carente ya de recursos/ sin ti/ y entonces/ yo casi casi tomo el tren/ y voy voy hacia ti/ pero el tren de los deseos/ En mis pensamientos en sentido contrario va.

Parece cuando estaba en el oratorio,/ Con tanto sol, hace tantos años./ Aquellos domingos solitarios/ En un patio, paseando…/ Ahora me aburro más que entonces/Ni siquiera un cura para charlar…

[Estribillo]

Busco un poco de África en el jardín/ Entre el laurel y el baobab,/ Como hacía de pequeño,/ Pero aquí hay gente, ya no se puede,/ están regando tus rosas,/ No está el león, quién sabe dónde está…

[Estribillo y final]



En el segundo vídeo interpreta ‘Sotto le stelle del jazz’ ('Bajo las estrellas del jazz), una evocación de su pasión adolescente por una música que, como él relata, las chicas rechazaban y que causaba la misteriosa desaparición de la cubertería de plata doméstica.

martes, 9 de octubre de 2007

Ute Lemper: El cabaret continúa



Tras escribir mi último post sobre Little Jack Melody caí en la cuenta de que mencionaba a dos artistas, Ute Lemper y PaoloConte, de los que -paradójicamente- no existe referencia en Toda esa música. He aquí una pequeña subsanación. La polifacética y versátil artista alemana canta 'The case continues', obra de Neil Hannon y Joby Talbot, y 'Little water song'. 'The case continues' está integrada en el album 'Punishing kiss" (2000), fruto de una acertada selección de temas y colaboraciones que, aparte de los ya mencionados, incluye a Tom Waits, Nick Cave o Elvis Costello (más posts pendientes). Son obras que podrían representar la morbidez y la calidad literaria y musical de un inexistente cabaret contemporáneo.

El binomio Brecht/Weil nunca ha estado ausente como referencia en aquellos que buscan crear e interpretar canciones que se salgan del camino trillado y pestilente.

Letra de "Case continues"

The victim was a woman, a woman in her prime.
The suspect was a lover he had no alibi.
The weapon was a phone call in the dead of night.
You know I never really thought you had it in you.
The case continues

The suspect was a cruel self-motivated man.
He held the victim's heart in the palm of his hand.
The motive is a mystery I'll never understand.
The final cut went deep down to the very sinew.
The case continues

Why did the blood-stained sheets that burned turn quite so cold?
My only crime was passion wild and uncontrolled.
If sex were an Olympic sport we'd've won the gold.
Oh tell me that there's still a little love left in you.
The case continues

The final cut went deep down to the very sinew.
The case continues

The victim is in shock there's not much more to say.
The suspect made a smooth and silent get-away.
The scars may slowly heal but they'll never go away.
I only hope that one day you understand just what I've been through.
The case continues

I only hope that one day you understand just what I've been through.
Oh tell me that there's a little love left in you.
The case continues.

TRADUCCIÓN
La víctima era una mujer, una mujer en su florecimiento./ El sospechoso era un amante que no tenía coartada./ El arma, una llamada telefónica en el silencio de la noche./ Sabes que nunca pensé realmente que tuvieras la culpa./ El caso continúa.

El sospechoso era un hombre cruel automotivado./ Tomó el corazón de la víctima en la palma de su mano./ El motivo es un misterio que nunca comprenderé./ El corte final llegó profundamente al mismo nervio./ El caso continúa.

¿Por qué las sábanas manchadas de sangre que quemaba se volvieron tan completamente frías?/ Mi único crimen fue pasion salvaje y descontrolada./ Si el sexo fuera un deporte olímpico hubiéramos ganado el oro./ Oh, dime que todavía queda un poco de amor en tu corazón./ El caso continúa.

El corte final llegó profundamente al mismo nervio.
El caso continua.

La víctima está bajo el shock, no hay mucho más que decir.
El sospechoso hizo una suave y silenciosa huida.

Las cicatrices pueden curar lentamente, pero nunca desaparecerán.
Sólo espero que un día comprendas por lo que he pasado.
El caso continúa.

Sólo espero que un día comprendas por lo que he pasado./ Oh, dime que todavía queda un poco de amor en tu corazón. El caso continúa.


jueves, 4 de octubre de 2007

Little Jack Melody, una rareza texana

Una de las cosas más difíciles de determinar acerca de Little Jack Melody (en lo sucesivo LJM) es su identidad real. Ese dato no está en ninguna parte y la única pista para lograr esclarecerlo es una referencia que aparece en su biografía: su pertenencia durante años a la banda de fusión Schwantz Lefantz como bajista. Eso nos condujo a Steve Carter, pero ese es un nombre que designa a varios músicos, el más famoso de los cuales también residente en Texas, pero adscrito a la música country. Finalmente un foto en la contraportada de un single bastante rústico publicado por el singular grupo del que fue miembro confirmó sin lugar a dudas que efectivamente su identidad es Steve Carter. Su nombre de guerra artístico, según su propia aclaración, procede de un protagonista menor de la ‘beat generation’, cuya existencia he intentado constatar inútilmente. Tal vez, en su característico estilo irónico, se refiera a Jack Kerouac, por quien confiesa admiración.

LJM no es el típico músico autodidacta. Estudió en el College of Music de la Universidad del Norte de Texas (UNT), que posee un gran prestigio y tiene a gala haber sido el primero en crear una sección didáctica de jazz, y se especializó en composición. Nacido en Houston, se radicó en Denton, la ciudad que es sede de la universidad, de lo que cabría deducir –no me ha sido posible confirmarlo- que su actividad profesional estaría vinculada a la UNT. En cualquier caso, sus actuaciones son bastante esporádicas, lo que inclina a pensar razonablemente que no vive precisamente de los ingresos que le reportan.

No sin ironía, LJM describe su proyecto junto a The Young Turks, formación por la que ha pasado ya casi una treintena de músicos (ningún problema en Denton), como una iniciativa de protesta en dos frentes: en el musical, como reacción a la era de la síntesis digital y el imperio de la electrónica (en su instrumentación han figurado instrumentos como el armonium o la tuba); en el literario, rescatando el carácter crítico y las buenas letras del viejo movimiento europeo del cabaret. Brecht y Weill ocupan lugar de honor en su particular altar.

Es canción popular lo que LJM ofrece, pero con una exigencia de calidad e interés en letras y músicas consciente y beligerantemente inhabitual. Sin duda por eso es una delicia escuchar sus discos. Que el éxito no le haya acompañado -suponiendo que lo haya buscado- lejos de ser un argumento desfavorable constituye una confirmación de su interés. No le han faltado comentarios elogiosos de publicaciones como Rolling Stone, Esquire, Musician o Keyboard, pero eso es igual a nada si las FM no programan los discos o sólo reproducen ocasionalmente alguna canción a título anecdótico.

Bien sabemos que las listas de éxitos de todo el mundo raramente contienen otra cosa que música (en ocasiones ni eso) de consumo, de usar y tirar. Nunca encontraremos ahí, ni por error, a un artista que mencione entre sus influencias musicales y literarias algunas como estas, tan heterogéneas: Brecht/Weill, Randy Newman, Carla Bley, Hubert Selby Jr., Weimar Cabaret, Tom Waits, Nino Rota, Stephen Sondheim, Raymond Carver, Frank Sinatra, Jonathan Swift, las bandas del Ejército de Salvación, la Banda Sinaloense el Recodo de Don Cruz Lizárraga, W.B. Yeats, Teddy Edwards, Guy Lombardo, Joni Mitchell, la generación Beat, Astor Piazzolla, Edward Hopper, Francis Bacon, el Leonard Cohen de los comienzos, Nick Drake, William Blake, Henry Miller, Lewis Furey, Andrew Wyeth, Thomas Hart Benton, Magma, Richard Sinclair, Henry Cow, Robert Wyatt… y el café. Siempre un punto de ironía y humor.

A riesgo de incumplir todas las normas no escritas de un blog podría seguir escribiendo largamente sobre LJM, glosar sus excelentes canciones (podéis disfrutarlas en el post anterior), preguntarme por qué no ha venido a Europa, donde triunfan una Ute Lemper o un Paolo Conte, por poner sólo un par de ejemplos europeos de afinidad artística. Eso nunca sustituirá a la experiencia concluyente de escuchar su música. Y lo escrito no es otra cosa que una ferviente invitación a hacerlo.

Si os gusta lo que oís, podéis tomar nota de que tres de los discos están a la venta en su web.




Letra de On the Blank Generation

Greetings from the Promised Land/ welcome, chosen few/ Anything for Everyman/ I know what’s let’s do:/
Let’s say the clouds all go away/ let’s say today’s a holiday/ the mirror broke into a million magazines/ how do you like my hair?/ Let’s stretch this fifteen minutes out/ let’s call this whimper here a shout/ let’s give the beggars some delicious recipes/ and let them eat cake./
“Milk and honey everywhere,/ wishing you were here,/ have enclosed a drop or two/ as a souvenir.”
Let’s say the skies are always blue/ let’s say that wishes do come true/ a magic mirror spawned a million magazines/ how do you like my hair?/ Let’s make our quarter hour shine/ let’s toss a pearl toward the swine/ let’s send the peasants some attractive napkin rings/ and let them eat cake./
(Squeaky wheels always seem to get/ more than their share of grease these days;/ that’s why it all equals out- / see how it all equals out?/ So what the hell’s there to squeak about?)/
Let’s say the rainbow has been cleared/ let’s say that Kansas disappeared/ who needs a mirror in a land of magazines/ how do you like my hair?/ Let’s take our fifteen minute stance/ let’s sing about the Queen of France/ let’s treat the masses to imported charity a crust of bread?/ --Try this instead,/ we’ll let you eat cake./



El video aquí reproducido forma parte de un corto de 16,45 minutos (Across town from everywhere) realizado en 2002 por la artista gráfica y cineasta Suzie Kidnap. A ella se debe, en gran parte, la presencia de videos de Little Jack Melody en Youtube y fue esa presencia la que me invitó a escribir sobre este ilustre desconocido del que creía ser el único conocedor y admirador en el viejo continente.