Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Goodbye, Oscar Peterson



Oscar Peterson murió el pasado domingo en Toronto (Canada) a los 82 años como consecuencia de un fallo renal. Con él desaparece una figura mayor del jazz, calificado por la crítica como 'gigante' y 'leyenda'. Devoto juvenil de Art Tatum, pertenece a una escuela tradicional ajena a experimentalismos o aventuras y en esa línea, entre el swing y el bop, alcanza la cumbre pianística, la jerarquía máxima en una sucesión jerárquica de grandes figuras.

El viriutosismo, la capacidad inagotable de improvisación, el conocimiento profundo de los secretos del instrumento y de la armonía, así como una extraordinaria e inimitable elegancia en la ejecución son las cosas que han hecho inconfundible un estilo interpretativo extensamente imitado por otros virtuosos de generaciones más jóvenes, como Herbie Hancock o Chick Corea, para los que fue el maestro iniciático.

Peterson tocó con los más grandes y brilló siempre a la máxima altura, como secundario cuando lo fue o como estrella principal, sin que el hecho de ser canadiense dificultase o impidiera el general reconocimiento que obtuvo desde el principio de su carrera, poco después de la segunda guerra mundial. Tenía preferencia por los combos reducidos, tríos y cuartetos fundamentalmente. El Oscar Peterson Trio, con sus diversos integrantes históricos, redefinió en cierta medida una fórmula que se creía ya agotada.

Deliberadamente he elegido para esta breve nota necrológica dos vídeos que son pequeñas rarezas en la trayectoria de Oscar Peterson. En el primero interpreta 'Goodbye', de Benny Goodman, durante una actuación en Holanda a principios de los 60. Considerémoslo como su adiós, una despedida reveladora de su estilo extraordinario. En el segundo acompaña a Nat king Cole, que fue -aunque a muchos les sorprenda- uno de sus maestros.

Nat King Cole era una brillante pianista de jazz hasta que descubrió el éxito de su aterciopelada voz. Así dejó de ser un promesa creciente del piano para convertirse en un 'crooner' al que sólo el color de su piel impidió desbancar a figuras como Crosby o Sinatra. Oscar Peterson aprendió muchas cosas de Cole y en 1998, con su mano izquierda ya mermada de facultades a causa de un accidente cerebrovascular, decidió rendirle un homenaje interpretando -cantadas- algunas de sus canciones con sorprendente acierto. El disco se titula 'With respect to Nat', lo que significa no sólo " con respeto a" sino también "con respecto a".

El pianista ponía de relieve de ese modo, quizás involuntariamente, que la memoria de los grandes no muere nunca. Ese será también, indudablemente, su destino.

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