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Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.
A
la cantautora francesa Barbara, la más importante y brillante que ha dado la canción francesa, la muerte en la ciudad de Nanles de su padre, un judío alsaciano (del que la guerra le
había separado en su infancia), le inspiró esta
canción plena de dolor y melancolía, que fue uno de sus grandes éxitos. Por cierto, me apunto que le debo un post más extenso. Merece la pena hablar de esta figura excepcional. Brel,
Brassens o Ferré tuvieron en Barbara (Monique Serf, Paris 1930) su par
femenino, su equivalente en mérito e interés. Cantante y compositora,
tardó en descubrir esta segunda faceta, en la que destaca por su
sensibilidad, su capacidad lírica para tranmitir emociones y su excelente voz.
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