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Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.
Serge
Gainsbourg logró su primer éxito en 1958 con 'Le poinçonneur des Lilas'
('El perforador de las Lilas'), que lejos de referirse al destrozo de
flores habla de un trabajador del metro parisino en la estación de Porte
des Lilas cuya jornada laboral consiste en hacer "agujeritos,
agujeritos, siempre agujeritos" mientras sueña con vjajar a lejanos y
amenos horizontes fuera de su agujero en el subsuelo. Un trabajo
deshumanizado y alienante que acaba haciéndose insoportable.
Parte final de la letra de la canción
"Hay motivo para volverse loco,/ para coger un arma,/ hacerse un
agujero, un agujerito, un último agujerito (...) Y me meterán en un gran
agujero/ y ya no oiré más hablar de agujeros,/ agujeritos, agujeritos/
agujeritos, agujeritos..."
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